Los niños son el presente y futuro de nuestra sociedad, por lo que es fundamental que cada uno de ellos crezca en completo equilibrio y bienestar físico, mental y emocional. Los primeros años de vida del ser humano vienen acompañados de un nivel de desarrollo mucho más amplio, el cual hay que aprovechar al máximo para crear verdaderos ciudadanos integrales. Es muy frecuente escuchar la frase “son como esponjas”, ya que ciertamente, los niños absorben con mucha facilidad los conocimientos, razonamientos y hasta actitudes.

Científicos han constatado mediante estudios de resonancia magnética que los juegos libres, de mesa y cualquier otra actividad lúdica; ayuda a estimular, activar y modificar positivamente las conexiones neuronales del cerebro a temprana edad. Si te interesa saber más sobre este tema, te invitamos a conocer a los protagonistas de la función cerebral ↓ .

¿Qué neurotransmisores intervienen en el óptimo desarrollo mental?

¡No es ficción! Está comprobado que las mentes que aprenden jugando aumentan el flujo de importantes “mensajeros químicos”, como lo son:

La dopamina: Incrementa el movimiento muscular, las acciones repetitivas y adicionalmente, potencia la imaginación, la creatividad y la motivación.
La acetilcolina: La segregación de este neurotransmisor está estrechamente ligado al funcionamiento motor, neuroendocrino y sensorial; en términos simples, fortalece exponencialmente la memoria, la concentración, el pensamiento lógico y afianza el aprendizaje a mediano/largo plazo.
La serotonina: Continuamos en la línea de los neurotransmisores, acotando que este tiene especial relevancia en el ámbito emocional. El objetivo principal de la serotonina es disminuir los niveles de estrés y ansiedad, de igual forma, se le atribuye la responsabilidad de mantener equilibrado el estado de ánimo y el sueño.

Entre otras sustancias bioquímicas del cuerpo humano que contribuyen a la salud mental infantil, se encuentran: la endorfina y la encefalina, las cuales cumplen con la difícil tarea de mantener al niño constantemente en un estado de bienestar, calma y alegría, mientras ellas actúan disminuyendo la tensión neuronal.

Alejándonos un poco de este valioso tema, no podemos olvidar los grandes aportes conductuales, de interacción y socialización habilitados a través del juego, y que son verdaderamente necesarios para el bienestar individual, familiar y social, en cada rincón del planeta.

La mayoría de las veces tendemos a sobrevalorar el poder que hay en los juegos, tildándolos de “simplemente un juego”. Sin embargo, si nos detenemos a investigar, son muchísimos los beneficios y aportes (internos y externos) que estos brindan a los más pequeños de la casa. En conclusión, estamos convencidos de que vale la pena rescatar las antiguas tradiciones de los juegos en casa, para de esta manera formar ciudadanos íntegros que contribuyan a sembrar las bases que sostendrán a las futuras generaciones.